Capítulo III - Princesa de la vida real
"Querida señorita Bleue:
Recibe mis cordiales saludos.
Por medio de la presente, quiero hacerte una atenta invitación a cenar el día de mañana en el Ristorante l'Italia a las 18:00 en punto.
Agradeceré que confirmes tu asistencia al mensajero que te entregará mi invitación.
Atentamente:
Thomas Wolfgang.
Fortaleza en la soledad, solidaridad en el grupo"
Al terminar de leer el texto, Bleue volvió a ver al mensajero, quien la veía expectante de la respuesta que debería llevar al emisario. Ella pensó un momento antes de responder de manera afirmativa, pues consideró que había que aclarar algunas cosas con Thomas.
***
Bleue llegó al restaurante con un vestido rosa sencillo, la pieza de ropa más elegante que tenía, y unos tacones beige que dominaba a la perfección, aunque no los prefería. El mayordomo la recibió, preguntando si tenía una reservación en el restaurante, a lo que ella respondió que la esperaba el señor Thomas Wolfgang. El elegante mayordomo le solicitó que lo siguiera hasta la mesa donde la esperaba un elegante Thomas, quien vestía un sobrio traje de color negro y una camisa de botones blanca.
Al verla, se puso de pie inmediatamente. Ella le dio las gracias al mesero y se acercó a Thomas, quien la saludó inclinando su cabeza.
- Agradezco mucho que hayas aceptado mi invitación, Bleue - al tiempo que le indicaba la butaca, para que tomara asiento.
- No tienes nada que agradecer, Thomas - le replicó la joven de manera seca - solo que no entiendo a que se debe tan elegante invitación.
- Comprendo que sea así, pero créeme que todo tiene su debida explicación - el joven volvió a solicitarle con una sonrisa amistosa que tomara asiento. Ella se sentó y el mesero llegó a tomar la orden de los comensales.
- Para mi, una copa de vino tinto, por favor - le indicó Thomas - y para la señorita... - girando su mirada hacia Bleue.
- Una copa de vino rosa, si es tan amable - el mesero asintió y se retiró, dejando a los jóvenes solos. Thomas percibió la incomodidad de su acompañante.
- Primero, quiero reiterar mi gratitud por haber aceptado mi invitación. Hubiera querido que llegáramos al aperitivo para tratar el tema, pero considero que no es correcto permitir que te encuentres tanto tiempo incómoda - el mesero llegó, colocó las bebidas en la mesa y se retiró pidiendo permiso. Thomas le dio un trago a la copa de vino antes de continuar - El tema que me trajo de vuelta es mi amigo Evan - Bleue relajó un poco su expresión, pero seguía sin entender.
- ¿El te pidió que vinieras? - Consultó.
- Para nada - respondió el joven - Evan sabe que salí del país, pero no sabe donde estoy.
- Espera - añadió Bleue - ¿Pero no está casado ya? - Thomas esbozó una sonrisa ante tal pregunta.
- No, pero cerca del final de este año estará comprometido - Bleue sintió como si un signo de interrogación se le dibujaba por todo el rostro, casi podía verlo reflejado en su copa de vino, la cual permanecía intacta al momento.
- De verdad que no comprendo nada - Thomas colocó uno de sus puños bajo su mentón.
- Entonces Evan no mintió. ¿En verdad no te dijo nada? - ella negó con la cabeza y el soltó una leve carcajada - mi amigo, tan modesto como siempre - añadió antes de tomar un sorbo de su copa de vino, aclarase la garganta y ver directo a los ojos de la chica - Evan, mejor dicho, su alteza real Evan Valentine Fleuret, es el príncipe de Alsatía.
- El príncipe de Alsatía - exclamó ella sin sorpresa alguna en su rostro - Y, muy seguramente, yo soy la Reina Rania de Jordania - con un dejo de sarcasmo que hizo sonreír a Thomas.
- Y si no lo crees, puedes googlearlo en este momento - Bleue no tardó ni un segundo en aceptar la sugerencia del joven: sacó su teléfono, ingresó en el navegador la frase "príncipe de Alsatía" tan rápido como se lo permitieron sus dedos y sus ojos se abrieron de par en par al ver al joven de la despedida de soltero vistiendo un traje de la casa real de aquel país - ¿Ves como no miento? - añadió. Unos instantes después, Bleue bebió un poco de su copa.
- ¡¡El príncipe de Alsatía!! - exclamó ella, sin poder si quiera creerlo.
- El mismo que viste, calza y come hamburguesas - afirmó triunfantemente Thomas.
- ¿Y con quién va a comprometerse?
- Eso esta por conocerse. El deberá elegir a la que será su esposa a finales de este año, como te dije antes, pero para ello los nobles deberán presentar a sus hijas y el príncipe escogerá a una de ellas - Bleue parpadedó un par de ocasiones.
- ¿Y que papel juego yo en todo esto? - Thomas se tornó un poco más serio ante ese cuestionamiento.
- Soy miembro de una casa real, la de una provincia al norte de Alsatía. Mi casa no tiene hijas a quienes presentar ante el príncipe, por lo que se nos permite patrocinar a una candidata, la cual será parte a partir de ese momento de la casa Wolfgang - el se detuvo un momento para confirmar que Bleue lo seguía, antes de concluir - y es nuestro deseo que esa candidata seas tu.
Bleue colocó el dedo índice de su mano derecha sobre su pecho, apenas creyendo lo que Thomas acababa de proponerle. Vio la copa de vino, y amagó de beber de ella, pero prefirió beber un poco de agua de otra copa, no fuera ser que la bebida etílica le hiciera imaginar cosas.
- ¿P-pero estás bromeando? ¿Me estás proponiendo que me una a la realeza de tu país? ¿Como puedes proponerle eso a alguien a quien apenas conoces? - Thomas vio con ternura a la apenada y confusa joven. Tomó de la butaca una carpeta, la abrió y comenzó a leer.
- Bleue Evangeline Hinaut. Nueva Escocia, Canadá. 06 de octubre de 1993. Hija única de Clement Hinaut y Evangeline Marie LeClaire, inmigrantes franceses. Soltera. Sin antecedentes penales o legales, sangre tipo ORH+, graduada de exclusivo Liceo Francés Canadiense.
- ¿Donde obtuviste esa información? - ella frunció un poco el ceño.
- Eso es trabajo del servicio secreto de mi país - afirmó amigablemente, antes de cerrar la carpeta - para poder patrocinarte debemos conocer tus generalidades, a las que debo añadir otra información como: mesera, amante de la música de Queen, guía turístico, host en fiestas y alguien admirable.
- Eres muy fácil de impresionar, Thomas. Eso no me hace ser tan especial como tu crees - le respondió, bebiendo una copa de vino.
- Bleue - le respondió un tanto apenado - espero no te vayas a ofender por lo que voy a decirte - procedió a tomar la carpeta nuevamente y añadió - sé lo que pasó con tus padres.
Los ojos de la chica se llenaron de lágrimas. Bleue se desarmó en ese instante, ese tema era precisamente su punto débil. Quiso llorar, pero recordó que estaba en público, por lo que únicamente se mordió el labio inferior y miró la mesa.
- Clement Hinaut. 03 de diciembre de 2006, accidente automovilístico... Evangeline Marie LeClaire. 09 de abril de 2012, cáncer de mama - Bleue solo suspiró y tapó su boca con la mano - tu madre enfermó en 2010 y desde esa fecha hasta 2012 gastaron sus bienes en tratar su enfermedad. Ella falleció y quedaste sola desde hace 4 años, trabajando de lo que sea para seguir adelante. Eres una mujer fuerte y decidida, tienes carácter y tienes algo de lo que muchas personas en la realeza carecen: un corazón de oro y bondadoso. Eso le hace mucha falta a la corona de Alsatía - Ella permaneció en silencio un instante.
- ¿Y tu que ganas al hacer esto?
- Mi casa - puntualizó el - ganaría reconocimiento al estar emparentada con la Familia Real. Y mi amigo ganaría una esposa que estaría con el por amor, no por interés, puesto que ella ya es una princesa de la vida real.
- ¿Quieres decir que...? - el la interrumpió.
- No voy a mentirte, tu has cautivado el corazón de mi amigo, pero eso no es suficiente para que te elija. Deberás ganarte al pueblo de Alsatía - el relajó su semblante - y sé que esa tarea no será difícil para ti. Por ello te pregunto: ¿Aceptarías ser la elegida de la casa Wolfgang?
Aquello le parecía un disparate, uno muy poco probable... Una oportunidad de una vez en la vida. Ella sabía que Evan era alguien especial desde antes de saber que era un príncipe. Era una verdadera locura, pero silenció su razonamiento y escuchó a su corazón hablar claramente.
- Si, lo acepto - Thomas casi saltó al escuchar la voz de Bleue aceptar la propuesta y pidió al mesero que llenara las copas.
- De ser así, ¡Brindemos por la Princesa de Nueva Escocia! ¡Futura Princesa del reino de Alsatía! ¡Salud! - Las copas chocaron y los jóvenes bebieron del vino de estas.
- Bien, entonces deberemos trabajar desde este mismo momento. Mañana llegarás a este salón de belleza a arreglarte el cabello - esa frase no le gustó mucho a la chica.
- ¿Pero que tiene de malo mi cabello? - expresó con cierta molestia.
- No tiene nada de malo, querida, pero la realeza tiene algunos protocolos, inútiles a mi modo de ver las cosas, pero necesarios. Si deseas ganar el favor de los nobles podemos empezar por ahí. Posterior a esto, debemos ir a Wolfterra, ahí te está esperando alguien que desea conocerte desde el primer momento en que le hablé de ti.
-¿Y quién es?
- La Duquesa de Wolfterra, mi madre.
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