Capítulo VI - La dama azul

 Al llegar a la capital, los delegados del ducado de Wolfterra se instalaron en uno de los hoteles más fastuosos de la ciudad. Un piso entero de habitaciones estaba reservado para ellos. Lo primero que hizo Bleue al recuperarse de la impresión que aquella imponente habitación que iba a albergarla le provocó, fue ver el paisaje que sus ventanales le ofrecían de la ciudad capital. 

-Señorita Bleue- la interrupió después de varios minutos de contemplación la tímida voz de Cossette, quien había recibido a los botones del hotel con el equipaje de la Lady de Wolfterra y se encontraba lista para depositarlo en el walk in closet. 
 
Esa habitación tenía un maniquí en el cual las jóvenes depositaron el vestido que Bleue usará en la fiesta en el palacio real con todos sus accesorios.
 
- Impresionante... - suspiró - Muy impresionante.
 
***
 
Thomas esperaba a Evan en uno de los salones del palacio. Aquella visita era uno de los casos excepcionales en los que permitían que alguien que no fuera de la familia real llegara en vísperas de una fiesta. El joven Wolfgang prácticamente había pasado su vida entre Wolfterra y el palacio, por lo que su presencia ahí era más que bien recibida. La sirvienta colocó una bebida para Thomas y se retiró con una reverencia. El príncipe llegó al salón unos minutos después. 

- Creó que alguien está ansioso por que comience la fiesta - Evan se alegró al ver a su amigo, a quién abrazó de manera fraternal. 

- Oye, siempre es bueno arrancar motores con anticipación - le respondió Thomas de muy buen humor. Ambos tomaron asiento en los cómodos sillones de esa sala del palacio - ¿Como estás? - Evan suspiró ante aquella pregunta, y su semblante cambió por completo.

- No puedo mentirte, hermano. No he conseguido dejar de pensar en ella.

- Te entiendo, Evan. Eso siempre ocurre la primera vez - el joven príncipe se puso de pie y caminó a una de las ventanas, viendo al horizonte con las manos en sus bolsillos.

- No había tenido nunca la oportunidad de conocer a alguien que no pudiera sacar de mi mente - se giró hacia Thomas - desde que la vi no me pareció alguien común.

- Si - replicó Thomas - la señorita Bleue no es una persona común. Realmente tiene un gran carisma y personalidad. Pero no creo que sea imposible olvidarle. 

- No es que quisiera hacerlo, porque no me molesta, me gusta - Evan sonrió nostálgicamente y se hundió en uno de los sofás - una persona así, que te haga sentir así, no existe dos veces. Es como una bola de nieve: mientras más vaga por mis pensamientos, más crece.

- Te entiendo, Evan. Créeme que si. 

- Alguien que siga lo que su corazón dice, que ayude desinteresadamente a otros, con una personalidad tan impresionante como un relámpago... No se es tan afortunado de encontrar a una persona así dos veces en la vida - Thomas disimulaba la risa bebiendo del vaso que sostenía. Su amigo no tenía ni idea de los planes de los Wolfgang.

- Tal vez la fiesta de mañana te ayude a pasar la página, después de todo, conocerás a tu futura esposa - le dijo a forma de consuelo después de tomar un sorbo de su bebida - quizás te agrade la candidata que escogió mamá.

- Mientras no sea frívola y materialista no tengo porque repelerla - Evan se encogió de hombros. Thomas se acercó y le dio unas palmadas en la espalda.

- Ehhhmm... No lo es, tiene temas de conversación y es bastante simpática. - Evan no se entusiasmó - ¡Vamos! ¡Anímate! Después de todo la fiesta es para ti. - el príncipe asintió, aunque dentro de su corazón no quería alejarse de los recuerdos de la chica que conoció aquella noche en Nueva Escocia. 

- ¿La Duquesa nos hará el honor de acompañarnos?

- Me temo que no - Thomas se aclaró un poco la garganta - sabes que es difícil hacerla salir de casa después de lo que ocurrió - el joven príncipe asintió.

Conversaron un rato más antes de que Thomas se retirara para volver al hotel. Evan se fue a dormir esa noche, al igual que todas las noches desde que volvió a Alsatía, pensando en Bleue. Tomó su teléfono y escuchó la canción Instant crush hasta que se quedó dormido.

***

Bleue estaba en su habitación de hotel admirándose en el precioso vestido azul aquella tarde. Ella era, literalmente, el estandarte del ducado de Wolfterra en la fiesta. El vestido y la joyería que usaba eran el símbolo inequívoco del apoyo de los Wolfgang. Thomas entró y sonrió al verla. Le ofreció el brazo y se dirigieron a la entrada del hotel para subirse a la limosina. 

- Recuerda, Bleue - le indicó el joven - tu postura siempre recta, una sonrisa mesurada. Cuando te anuncien haz una reverencia corta y una vez te encuentres frente a la familia real haz la reverencia completa - ella asintió con mucha calma. 

Se asomó a la ventana del vehículo y apreció la vista de Cardia, la ciudad capital del reino de Alsatía. Esta se había vestido de gala para la fiesta en honor a su príncipe heredero. La gente se había reunido en las calles para ver la procesión de nobles hacia el palacio real. Los accesos cercanos al palacio estaban adornadas con los colores del país y los estandartes de la casa real. Aquello parecía un cuento. 

Una vez pasados los muros del palacio real siguieron la cola de autos antes de bajar. Ella quedó fascinada por los hermosos jardines de la residencia real, los cuales estaban llenos de flores hermosas de todo tipo. A medida que el vehículo avanzaba crecían los nervios. Bleue suspiró.

- Tranquila, tranquila - Thomas tomó las manos de la chica, que temblaban, entre las suyas - vas a hacerlo bien, todo va estar bien - ella no podía hablar por los nervios, así que solo asintió. Thomas la tomó del brazo al bajar de la limosina y vio una enorme cantidad de flashes dispararse. La prensa estaba ávida de ver a los asistentes a aquella velada. Caminaron hacia la entrada de la nave principal del lugar, donde se encontraba un mayordomo pidiendo las invitaciones. Ella quedó maravillada por el imponente edificio al que estaba ingresando. Thomas la dejó admirar el palacio por un instante, antes de darle un pequeño toque en las costillas con su codo para que ocultara su asombro. El se buscó las invitaciones por todos lados y palideció al no encontrarlas. Bleue le devolvió el toque en el hombro y se las entregó después de un instante, haciendo reír a su acompañante y al mayordomo, este último, de forma más discreta.

- ¡No quiero saber como hubiera reaccionado mi madre al saber que no pudimos entrar porque olvidé las invitaciones! - exclamó Thomas.

- Créeme que yo tampoco. Pero siempre es bueno tener una pequeña ayuda - Bleue le guiñó el ojo, aquella situación la relajó un poco. 

Caminaron por el fastuoso pasillo y vieron una cola de chicas en en el trayecto al salón principal. Thomas la dejó ahí, recordándole que estaría al otro lado de la puerta listo para tomar su brazo. Bleue sintió la adrenalina subir por su espina dorsal. 

La cola empezó a avanzar, quizá con un par de minutos de intervalo entre cada una de las jóvenes. Trató de calmar sus nervios enfocándose en los pilares labrados y en los detalles arquitectónicos de aquel pasillo.

Llegó su momento. Se paró frente a las puertas del gran salón al tiempo que sentía como si el corazón le hubiera subido al cuello. Respiró profundo y vio aquellas grandes puertas abrirse de par en par ante ella, colocándola en el centro de la atención de los asistentes. Caminó al punto indicado en la entrada, buscó al príncipe con la mirada en el estrado de la familia real y esperó a ser anunciada por el Heraldo.

- Delegación del Ducado de Wolfterra, de la familia Wolfgang: Lady Blue - la chica hizo la reverencia, pensando en que el heraldo se había equivocado al decir su nombre. Un instante después, Thomas estaba junto a ella, ofreciéndole su brazo. Ella caminó con gracia y una expresión de serenidad hacia el estrado. Cuando se acercó, vio al príncipe tratando de disimular la enorme sorpresa que se había llevado y la felicidad que eso le causaba. Los jóvenes Wolfgang hicieron la reverencia digna de la familia real antes de retirarse a la concurrencia, no sin que Thomas recibiera una mirada de complicidad por parte del príncipe.

- ¿Que tal estuve? - consultó Bleue, apenas disimulando la ansiedad en su voz.

- No se de que hablas, Lady Blue - respondió Thomas por lo bajo - La inseguridad no es algo propio de ti - ella sonrió - La delegación del Ducado de Wolfterra no pudo estar mejor representada ante la familia real. Además, no sé si notaste la reacción del príncipe al verte - Ella vio al piso completamente sonrojada. Levantó su rostro para escuchar el discurso de bienvenida del rey quién, al finalizar,  bajó del estrado junto a Evan para saludar a todas las jóvenes que se habían presentado de manera formal ante su familia. El rey y su hijo se acercaron a ellos.

- Su Majestad - Thomas hizo una reverencia y Bleue lo siguió. El rey y el príncipe inclinaron sus cabeza en forma de saludo.

- Es un gusto ver representantes de Wolfterra en esta celebración, Lord Thomas.

- El gusto es completamente nuestro, Majestad. No podríamos ausentarnos de una celebración tan importante como esta - el rey sonrió y se dirigió a la joven.

- Bienvenida, Lady Blue de Wolfterra - la chica pensó en corregir al rey, pero se retractó de hacerlo porque no sería adecuado para dar una primera impresión así a un monarca.

- Salud, sus Majestades - respondió la chica. El hombre sonrió y el príncipe le tomó la mano y besó su dorso, apenas logrando permanecer sereno.

- Es bueno ver rostros jóvenes y frescos en la corte. Como familia, les agradecemos que estés acá.

- Soy yo quien le agradece la invitación, Majestad - el asintió y se dirigió a Thomas.

- ¿Como se encuentra la Duquesa?

- Ella se encuentra muy bien, mi señor. Agradezco su preocupación por mi madre.

- No tiene nada que agradecer, Lord Thomas. La Duquesa es una persona muy importante para la corona - el rey vio entre la gente a otros nobles y se excusó para ir a saludarles. Thomas y Bleue los reverenciaron y el monarca se retiró con su hijo. Pasó un breve silencio mientras Bleue contemplaba a Evan, al chico que había conocido en un restaurante meses atrás, caminar elegantemente como un príncipe entre los nobles.

- Así que Lord Thomas, ¿Eh? - Bleue rió, tapándose la boca con su mano derecha.

- Es correcto - le respondió el al tiempo que tomaba dos copas de champagne de la charola de un mesero y le entregaba una a su acompañante - es el título que me corresponde, de la misma manera en que te corresponde el de Lady al tomar el lugar de mi hermana. Conversaban un poco cuando de repente escucharon una voz conocida.

- ¡No puedo creerlo! ¡Eres tu! - David tenía los ojos abiertos de par en par y fijos en la dama que tenía ante el. De la apariencia de la mesera, de la chica que había conocido en Nueva Escocia, no quedaba nada y solo con verla cualquiera hubiera creído que había nacido en la corte real de Alsatía.

- Buenas noches, Lord David - Bleue se inclinó ante el como forma de saludo. El joven se puso a reír.

- Cuando me dijiste que habías encontrado a la candidata adecuada para que representara a Wolfterra nunca, jamás en la vida, me hubiera imaginado que te referías a ella - David tomó la mano de la joven con su mano derecha, besó su dorso y esta frunció su ceño - ¡Ah! Veo que te han explicado como funcionan las cosas aquí.

- Tu y yo sabemos que ella es la persona adecuada para esta tarea, Lord David; y, por su puesto, le he explicado que lo que acabas de hacer es un insulto.  

- Por el cual le ofrezco  mis sinceras disculpas, Lady Blue - replicó David - era solo una prueba. No estaba seguro de que tan al tanto estabas de las cosas - y procedió a saludarla nuevamente, tomándole la mano con su mano izquierda. 

- Gracias... Creo - Bleue estaba un poco desconcertada.

- ¿Que? ¿Creías que en la corte real de un país no habían idiotas? - le preguntó David, sonriente - no te preocupes, de todos los que están aquí - señalando al rededor con la copa de vino que tenía en la mano - soy de los que estamos de tu lado - bebió un poco a su bebida - créeme - Esto sorprendió a Bleue.

- ¿En verdad? ¿Te interesa que el príncipe me elija? ¿Que sucede con tu hermana? - David sonrió galantemente.

- Está en Inglaterra con mi madre y no podría presentarse ante el príncipe como candidata para contraer matrimonio porque tiene apenas 10 años - Bleue y Thomas se rieron un poco, antes de que el joven le dijera a David en un susurro que se agachara. Este último lo hizo y una niña se acercó a el y le tapó los ojos de manera juguetona.

- ¡Oh, no! ¿Quién podrá ser? - se preguntó David mientras la niña se aguantaba las ganas de reír - ¿Será Evan? ¿O será la reina misma? ¡Perdóneme, su Majestad! Estaba atándome los zapatos - la niña soltó a David y se puso a reír.

- ¡Buuu! ¡Soy yo, David! Apuesto que Thomas te había advertido que venía hacia acá - el hombre se dio la vuelta y junto con Thomas reverenció a la pequeña. Bleue los secundó.

- Buenas noches, su alteza real - David se dirigió a ella por su título.

- Buenas noches, Lord David y Lord Thomas - respondió. Thomas se percató de que no saludó a Bleue.

- Quiero presentarte a alguien - se dirigió a la chica - Lady Blue ella es Hannah, la princesa de Alsatía; princesa Hannah ella es Lady Blue de Wolfterra.

- Mucho gusto, su Majestad - Bleue le saludó con la reverencia. La niña la vio de pies a cabeza con desconfianza.

- Si, vi cuando entraste al salón Lady Blue. Tu eres una de las que viene a llevarse a Evan - la respuesta dejó perplejos a los tres. 

- No, Hannah - le respondió David - nadie viene a llevarse a tu hermano. 

- Lady Blue es de mi familia. Si tu hermano llega a elegirla será como siempre - la explicación de Thomas relajó un poco más a la niña, aunque no cambió su postura a la defensiva. Minutos después llegó su nana, pues ya era hora de ir a dormir. - Ahí tienes una tarea importante - indicó Thomas - Hannah adora a su hermano y deberás ganartela - Bleue asintió.

- No subestimes a la princesita, Lady Blue - puntualizó David - ella puede ser la llave del éxito en tu misión - Tomó una copa de las bandejas, esta vez de vino, antes de continuar - ama los caballos y el mundo mágico de Harry Potter.

- Gracias por el dato, Lord David. Me servirá - el aludido solo asintió.

La noche pasó entre bebidas, bailes y comida. El príncipe Evan bailó un vals con cada una de las chicas que se presentaron en su palacio antes de buscar a Bleue. Ella pensó que aquello era irreal, que era un sueño: estaba bailando con el joven amable de sonrisa dulce que había conocido, eso no había cambiado, pero ese baile con el en el palacio le parecía sacado de un cuento de hadas. El no cambió la expresión de cordialidad que había mantenido al bailar con el resto de chicas, lo que la desilusionó un poco, pero trató de mantener el buen ánimo ante las cámaras fotográficas de la prensa.

El baile llegó a su fin, el príncipe se despidió de ella besando el dorso de su mano y con esto, la fiesta tocaba su final.

***

La Duquesa recibió a  Thomas y Bleue en su llegada a Wolfterra. Ella ya había leído las notas que la prensa rosa publicó sobre la fiesta. 

- ¡Me complace informarles que han hecho un magnífico trabajo! La prensa ha calificado a Bleue y le ha dado un distintivo ante el pueblo gracias al error del heraldo al nombrarla como Lady Blue  - la mujer se paró frente a la chica y colocó sus manos en los hombros de esta - La familia Wolfgang ha regresado a la vida pública por lo alto gracias a ti.

- ¡Eso es magnífico! - exclamó Thomas  mientras veía una nota en su iPad titulada como "La dama azul, representante de Wolfterra,entre las favoritas del pueblo".

Sus patrocinadores estaban felices por los resultados de la noche anterior, por lo que Bleue decidió no expresar sus preocupaciones por el comportamiento del príncipe al final de la noche. Los dejó festejar sin dejar de lado el tema, que trataría el día siguiente con Thomas. Ese día hubo una cena especial, pues la señora de la casa estaba muy feliz.

- ¡Por ti, Bleue! ¡Salud! - exclamó la duquesa a la hora del brindis.

- ¡Por Bleue! - exclamó Thomas, muy alegre.

- No, ¡Por la familia Wolfgang y por Wolfterra! - indicó Bleue - los tres sonrieron y brindaron en la mesa.

***

Antes de dormir, la chica estaba en la que le habían asignado como su habitación peinando su cabello y preparando la tina para darse un baño relajante entre las burbujas cuando Thomas tocó a su puerta. Únicamente se había quitado los zapatos, por lo que no tardó en atender.

- ¡Buenas noches, Bleue! - el joven lucía preocupado - perdóname por molestarte tan tarde, pero acaba de llegar un emisario del Palacio Real y quiere verte ahora mismo en la biblioteca - la chica se sintió angustiada al ver el rostro de Thomas. Asintió y corrió a cerrar la llave de la tina. Acomodó su cabello, se sacudió la camisa de mangas largas, se puso un par de botas cafés y procedió a tomar el brazo del joven.

Thomas tocó la puerta de la biblioteca antes de abrirla y le indicó a Bleue que entrara. La habitación tenía encendida las luces cercanas al escritorio únicamente. Caminó hacia ese lugar una vez que Lord Wolfgang cerró la puerta y, de repente, la silla se giró revelando a la persona que la esperaba. La chica sintió que era imposible esconder una sonrisa.

- ¡Buenas noches, Lady Blue! - Evan la abrazó y, unos instantes después, la chica le correspondió, rodeándolo con sus brazos y colocando su cabeza sobre el pecho del joven príncipe.


No te pierdas el siguiente capítulo de nuestra historia titulado "Rojo".

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